PSIQUIATRÍA: ¿AMIGA O ENEMIGA?
Australia tiene una población de 24.1 millones, sin embargo, más de 35 millones de recetas de fármacos psiquiátricos son escritas cada año, con $9 mil millones de dólares gastados anualmente en la salud mental.
Para contrarrestar esto, CCHR Australia dio a conocer el documental, Psychiatry: Friend or Foe? (Psiquiatría: ¿Amiga o Enemiga?) La Historia no Revelada de los Psicotrópicos. Pone al descubierto la psiquiatría australiana, a partir de la década de 1960 con la infame “terapia de sueño profundo”. La práctica llevó a la muerte de 24 pacientes durante más de 16 años. Los pacientes estaban en coma por hasta 14 días con grandes dosis de drogas, mientras que al mismo tiempo muchos recibieron electrochoques. Una Comisión Real del gobierno que fue asignada a investigar los abusos, describió al inventor del sueño profundo, Harry Bailey, como: “De dos caras, enrevesado, encubridor y sin escrúpulos”.
A pesar de la investigación de la Comisión Real, los psiquiatras australianos continuaron con sus prácticas destructivas. A las víctimas de la psiquiatría se les recetan fármacos basado en evaluaciones con las que el 90 por ciento de los psiquiatras son incapaces de estar de acuerdo con el diagnóstico.
La BBC británica tenía 10 voluntarios, la mitad de los cuales fueron previamente diagnosticados con un trastorno mental, vistos por tres expertos en salud mental que entonces debían determinar quién había sido diagnosticado con qué. Después de una semana de observación consiguieron tener menos de la mitad correcta. Los trastornos provienen del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, los cuales son creados por voto, no por el estudio científico o evidencia. Aileen Wright, una enfermera psiquiátrica dijo: “A la gente solo le gusta poner una etiqueta, y luego pueden mirar en su libro y decir: ‘Ah, ese es el fármaco para ese problema, por lo tanto, ahora sé cómo tratarlo’”.
Desde 1993 hasta el 2012, el gobierno australiano tuvo un 505 por ciento de incremento en gastos en los antidepresivos, 5 035 por ciento más con los antipsicóticos y 12 016 por ciento más en fármacos estimulantes. ¿Qué le hacen estas drogas a los pacientes? Barbara Schmidt, una asistente social nos dice: “De repente no pueden experimentar la vida al máximo, en realidad no pueden sentir toda la alegría cuando están viendo a sus hijos”.
“A la gente solo le gusta poner una etiqueta, y luego pueden mirar en su libro y decir: ‘Ah, ese es el fármaco para ese problema, por lo tanto, ahora sé cómo tratarlo’”.
Añadamos a eso los efectos secundarios, a veces homicidas y suicidas. A una madre se le recomendó llevar a su hijo, consternado por una novia, a recibir asesoramiento. Después de cinco minutos el psiquiatra al que vio concluyó: “Se ve como que él podría estar deprimido, yo recomendaría Prozac”. En un mes, él no era el mismo. “A duras penas reconocía a mi hijo, el niño que había sido un triunfador y bastante superdotado académicamente, que era amoroso y compasivo y enormemente popular, se convirtió en un niño que ya no quería ir al colegio, que se volvió agresivo y enfadado al mismo tiempo. Una y otra vez fui a los servicios de salud mental y dije: ‘Realmente estoy en contra de esto, no quiero que él consuma Prozac’, y la respuesta del psiquiatra fue que debería dejar de leer investigaciones y me callara, que él era el doctor y yo solo era una madre y necesitaba confiar en su criterio profesional”, dijo su madre. Su hijo se colgó en el garaje de la familia.
El documental Psychiatry: Friend or Foe? fue promovido a través de la televisión y en una transmisión en el cine, así como en anuncios en periódicos y en el Internet. Toda la promoción dirigió al público a la página web de CCHR Australia para ver el documental. Todo fue flanqueado por envíos a toda la nación por correo del DVD de Psychiatry: Friend or Foe? a aquellos directamente afectados por la industria psiquiátrica y a instituciones clave. CCHR Australia llegó a más de 14 por ciento de la población australiana con la verdad sobre el abuso psiquiátrico.
DETÉN EL ABUSO PSIQUIÁTRICO
Como una organización sin fines de lucro para la vigilancia de la salud mental, CCHR depende de afiliaciones y donaciones para llevar a cabo su misión de erradicar las violaciones psiquiátricas de los derechos humanos y limpiar el campo de la salud mental. Para hacerte parte del movimiento más grande del planeta para reformar la salud mental, únete al grupo que ha ayudado a promulgar más de 180 leyes que protegen a los ciudadanos de las prácticas abusivas en el campo de la salud mental.
