CCHR PROTESTA EN EL CONGRESO DE NEUROCIENCIA
El Instituto de Educacion de Neurociencia (NEI) celebró su congreso Anual de Psico-farmacología 2015 en el hotel Hilton en Orlando, Florida, donde más de 1 200 psiquiatras y trabajadores de salud mental se reunieron para aprender “la ciencia y la eficiencia de las drogas psicotrópicas”, una actividad patrocinada por las farmacéuticas.
Pero asegurándose de que su congreso no fuera pacifico, el equipo de CCHR Florida llegó a protestar contra el drogado de los americanos y los mortales efectos secundarios de esas mismas drogas psicotrópicas. Los medicamentos contra el TDAH, primeramente han ganado para sí mismos más de 40 advertencias en ocho países por sus dañinos efectos secundarios, incluyendo la agresión, la depresión y el aumento de tendencias suicidas.
El psiquiatra de NEI Stephen M. Stahl se le paga mucho dinero para prescribir drogas psiquiátricas. Él recibió $1.2 millones como el prescriptor superior de solo un antidepresivo, Brintellix.
“La gente necesita pedir una prueba de que estas drogas funcionan. No encontraran ninguna”, dice Diane Stein, Presidente de CCHR Florida.
En consecuencia, el personal de CCHR y voluntarios tomaron las calles con carteles que proclamaban “La niñez no es un trastorno mental” y “La Psiquiatría: ciencia-basura y drogas peligrosas”.
Conductores que pasaban tocaban el claxon en forma de apoyo, un sheriff se acerco para expresar su solidaridad, y uno transeúnte espontáneamente suministró agua a los manifestantes, que marcharon por más de tres horas. Y uno mas bajo su ventana para gritar: “¡Dios los bendiga por lo que están haciendo!”.
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CUANDO LAS DROGAS NO FUNCIONAN LOS PSIQUIATRAS DESTRUYEN VIDAS CON ELECTROCHOQUE
Ken creció con un padre alcohólico que lo abuso físicamente. Se le recetó drogas psicotrópicas para la depresión a la edad de 14 años. Cuando las drogas empeoraron las cosas, se le recetó otra droga, que sólo agravo sus problemas.
Cuando tenía 21 años, un psiquiatra le dijo a Ken que necesitaba “terapia” de choque. El dice que se le daba tantas drogas que en un estado de estupor, estuvo de acuerdo.
Durante el curso del próximo año, Ken recibió 30 tratamientos de choque. Insistió en que pararan pues estaba destruyendo su memoria.
Ken estaba desorientado. Su padre tuvo que enseñarle a amarrarse los cordones de sus zapatos. Cuando caminaba solo alrededor de la manzana se perdía Su médico estimaba que había sufrido una perdida de 50 puntos en el coeficiente de inteligencia.
Ahora 27, Ken tiene esto que decir acerca del electrochoque: “No tengo memoria de mi infancia o la escuela secundaria. Borra tu pasado y futuro... no puedo ir a la universidad. Olvidé cómo leer y escribir. Alguien me dijo que fui asesinado y me encantarían que hablaran la verdad. Ha sido una pesadilla. Quiero hablar para impedir que la gente haga esto”.
Ken es uno de los 100 000 adultos y niños estadounidenses que se les da electrochoques cada año. Cada uno tiene historias devastadoras similares a la suya. Los sobrevivientes hablan de un dolor severo, infelicidad, confusión, borrado de memoria y pérdida total de independencia en la vida.
Y no sólo está pasando en EE. UU. Más de un millón de personas, incluyendo los ancianos, los niños y las mujeres embarazadas, reciben electro choques en todo el mundo cada año.
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